No sólo Frivolidades

Autoreflexiones de una pensadora compulsiva. Inquieta por naturaleza y con pánico al aburrimiento y a la inactividad.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Dime qué periódico lees...

Antes que nada, perdónenme el tono, pero se me quema la sangre con el asunto...
Me cuesta encontrar una palabra que exprese el grado de ridiculez que me parece que la gente te juzgue por qué periódico lees, o qué informativos pones a la hora de la comida. Y lo peor es que no queda ya sólo en una mirada de soslayo seguida de una sonrisita, para después abrir la bocaza de asno y soltar "Así que lees El X". Y dicho zoquete, encima, va y se toma la suficiente libertad como para predecir:  tus ideas, tus inclinaciones, tu modo de vida, tu atuendo, tus amistades, tus diversiones, a quién votarás, el tamaño de tu cartera, etc, ETC.


Incluso los hay más bestias. Si, y me explico. Hay grandes bestias que utilizan su "visual" de la cabecera del periódico que estás leyendo para decidir si "mereces o no la pena", si "desea establecer cualquier tipo de relación", si "eres de los suyos o estás contra él".
Y humildemente opino: Si siempre leen, escuchan, ven y conversan con aquellos medios y personas que "van a tener sus mismas opiniones y sus mismas ideas":
1. Irremediablemente, nunca cambiarán de opinión. No porque sea lo bastante sólida o buena, sino PORQUE NO VERÁN MÁS ALLÁ DE SU NARIZ  y precioso ombligo. Vivirán estancados y no "sufrirá
ns" evolución ni estimulación intelectual. O sea, como mi perro, que nace, crece, come, caga, se reproduce, y muere.
2. No enriquecerán los argumentos que soportan sus ideas. Luego sus opiniones interesarán a poca gente. De hecho, solo interesarán a aquéllos que: prejuzgan como igual que ellos + utilizan tus mismas fuentes. SUS IDEAS NO VALEN.
3. Sufrirán una crisis existencial, y su MUNDO DE YUPPY SE DERRUMBARÁ cuando vean a una persona con dos periódicos de ideas diferentes. ¿Estarán preparados para ver que hay otro mundo?

Y a estos sacos de huesos y carnes, sólo me queda decirles que ahora soy yo la que lanza un prejuicio: "Poca prensa habéis leído en vuestras ignorantes y felices vidas".

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martes, 3 de mayo de 2011

Sentir que vivo

Contracción en el diafragma, o repartido por todos y cada uno de los músculos de espalda y hombros. Falta de apetito, o ansias de chocolate. El estómago se encoge y se cierra como si un torniquete le impidiese el paso. La cabeza trabaja, y trabaja, y trabaja, pero no llega a ninguna conclusión, es una tarea inútil. Tal es su actividad viciada que empieza a doler, y acumula el dolor, y éste se agravam y se hace insoportable. Y aún así no para. Te va agotando, el cuerpo se apaga y no puedes concentrarte, pero la cabeza sigue trabajando.


Y te vas a la cama extasiado, agotado, rendido. Pero los ojos se mueven, y hasta llegas a imaginarte lo ridículo que sería que alguien te viera con los ojos cerrados y moviéndose como algo extraordinario y casi repulsivo. Cambias de postura, ahora te apoyas en el lado derecho, pero no es suficiente. Pruebas a abrazar la almohada, a meter el brazo debajo, a sacarlo, a taparte, a destaparte, vuelves a girar, y otra, tienes frío calor, encoges los pies, los estiras... Pero da igual, la cabeza sigue pensando, y los ojos moviéndose como si pretendieran mirar hacia cada punto de tus párpados cerrados.

Y entonces digo: "¡joder! ¡Para ya!". Pero descubro una sonrisa, y es que con el tiempo he ido descubriendo que eso es "Vivir". Vivir es sentir, es pensar, es tener preocupaciones, es preguntarse qué pasará, reflexionar sobre lo pasado, tener inquietudes, espectativas. Vivir es soñar despierto las diferentes versiones de tu futuro, construir historias desadas, y recrear las vividas.

Porque me da igual que los ojos se muevan como locos, tengo un par de antifaces para que me los calme y sujete. Me da igual cambiar de posición en la cama, que me duela la  cabeza, que el corazón se me dispare, tener tics en diferentes músculos de mi cuerpo, dormir 5 horas, comer más, o no comer.
ES LA VIDA, y agradezco poder sentirla, agradezco poder sentir. Bueno, malo, qué más dará...

Por que lo que si que me jode es la apatía de dormir 8 horas, levantarme sin prisa y saber que no tengo de qué preocuparme o en qué ilusionarme y desilusionarme. Pensar que no he metido la pata, o que haga lo que haga ese día seguro que no la meteré.

Sentir que vivo, no pido tanto...

miércoles, 27 de abril de 2011

Arrepentimiento

¿Por qué la gente dicen, proclama, insiste, con la cabeza bien alta, que no se arrepiente de nada?
Intuyo cierta pauta social no escrita que deja en mal lugar el sentimiento de arrepentimiento, que desear que el tiempo vuelva atrás para evitar algo que ya se ha hecho, o que no se ha hecho. "Yo no me arrepiento de nada, lo hecho hecho está", "ahora, a apechugar". Y a quienes me refiero, incluyéndome yo misma, es a aquellos que alguna vez lo han dicho o lo han pensado. Todos, alguna vez nos hemos arrepentido.
"Errar es de humanos". Todos lo hemos escuchado, todos lo hemos dicho, todos lo damos por válido. Entonces, si errar es de humanos, ¿por qué nunca vamos a sentir, al menos alguna vez, el arrepentimiento? ¿Por qué no vamos a desear que el tiempo retrocediese? No planteo esencias del alma, ni filosofías, ni otras chorradas, sino lo ridículo que es el ser humano que se contradice en su moral y planteamientos más básicos. Yo entiendo que no querramos que todo se borre, que, como inteligentes animales que somos, pretendemos que nuestra vida sea evolución y aprendizaje de los errores.

Y digo yo, si nunca nos arrepentimos, nunca consideramos que hemos metido la pata. ¿Nos creeremos divinos, todopoderosos, "inhumanos"? Será que no nos arrepentimos, porque creemos que nunca más volveremos a meter la pata. Claro que ya lo dicen por ahí, "el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra".

Mi propia opinión: Que somos ridículos, que somos animales ridículos, el hommus ridículus. No es que seamos tan divinos que no lleguemos a sentir arrepentimiento, es que somos tan humanos que no queremos llegar a sentirlo, ni a reconocer que lo estemos sintiendo. Ridículo orgullo gratuito, es eso.

Qué sabrá éste, dije para mí, sin embargo, sabía mucho más que yo". Y es que con el tiempo comprendemos, vemos el error, lo localizamos. Con el tiempo comprendemos que TENÍAMOS  QUE COMETER EL ERROR para llegar a ser quienes somos, quienes seremos.

miércoles, 20 de abril de 2011

Malena es un nombre de tango

[...] y nunca he estado tan segura de hacer las cosas que tenía que hacer, ni de hacer las cosas bien, aunque otras sombras, agazapadas en los pliegos de aquellas horas que inflaron el verano, ESCAPABAN CON FRECUENCIA A MI CONTROL y emprendían un crecimiento frenético que multiplicaba miles de veces su tamaño, hasta desbordar en todas las direcciones el espacio reservado A LOS REMORDIMIENTOS COMUNES y seguir extendiéndose imparables, para bordear las fronteras de su territorio, SOBRE EL QUE YO NO POSEÍA NINGÚN DOMINIO. Entonces, Fernando, que era el único objeto de mi pensamiento, pasaba a un segundo plano,  Y ERA YO QUIEN ME PREOCUPABA A MÍ MISMA, YO QUIEN ME DISGUSTABA, YO QUIEN, DE NUEVO, ME SUMERGÍA VOLUNTARIAMENTE EN UN PANTANO  del que creñia que los ojos de mis amante habían logrado arrancarme para siempre, y dudaba de las verdades viejas, PERO NO DUDABA MENOS DE LAS NUEVAS.

Desarrollé un sentido especial para comprender cosas que no conocía, y tal vez esa ignorancia alimentó mi angustia con más tesón que sus propias causas, porque creía sinceramente ser LA ÚNICA CRIATURA EN EL MUNDO QUE EXPERIMENTABA, que había experimentado alguna vez, los efectos de PASIONES tan intensas y TAN CONTRADICTORIAS, y me aterraba estar segura de que Fernando no me amaba tanto como yo lo amaba a él, pero me aterraba más reconocer que no era su lealtad lo que más me atormentaba, sino mi propia DEPENDENCIA. Echaba de menos los ingredientes del romanticiso convencional, porque nunca nos miramos arrobados con los dedos entrelazados, y no nos sentábamos en ningún banco para contemplar las puestas de sol, y nunca jamás hablamos del futuro -un tema que ambos, parejamente conscientes de nuestras circunstancias, eludíaos con un cuidado rayano en la neurosis-, y los besos, y las caricias, y los abrazos, como un frente de nubes cargadas de lluvia, nunca se agotaban en sí mismos, y me parecía que eso no estaba bien, que estabamos condenados a quedarnos para siempre en el peldaño inmediatamente inferior al sublime éxtasis espiritual que resume el amor en teoría, pero al mismo tiempo, akgunas veces, mientras Fernando se movía dentro de mí, un sentimiento ambiguo propio y ajeno, HECHO A MEDIAS DE EMOCIÓN Y DE CULPA, descendía desde un nivel situado muy por encima del placer corriente,  para concederme una suerte de estado de gracia que me retornaba a las parcas manifestaciones de fervor religioso que habían jalonado mi infancia, aunque mi enajenación crecía hasta alcanzar cotas que jamás había rozado antes, y sin embargo no era esa pagana conexión lo que me angustiaba.

ALMUDENA GRANDES

miércoles, 6 de abril de 2011

Alguna vez...

¿Alguna vez has sentido...
Que tienes una campana gigante sobre ti cubriéndote hasta las rodillas. Que su péndulo te atraviesa desde la boca hasta la boca del estómago. Que entonces comienzan a moverse, que redoblan, más y más fuerte, con violencia. Que te agita, por dentro y por fuera.
Que no sabes si te molesta más el péndulo rozándote la boca del estómago; los agresivos zarandeos del péndulo en el esófago oprimiéndote el pecho; la angustia en la garganta; los vaivenes de la campana golpeando tu cabeza.
Y no para. Un día, otro día, y otro... Duele dentro y duele fuera. Hasta que sale. Sale la campana. Sale el péndulo. Que no sabes si te alivia, o directamente es que eres tan masoca que fuiste tú el que se acercó a la campana. Porque hacía tanto tiempo de aquello... que llegaste a pensar que el sonido celestial de las campanas que se describen en los libros era el real. Que desconfiaste de ti, que desconfiaste del campanero. Lo has sentido?

Por suerte, sabes que vendrán campanas que mejores melodías te dejen disfrutar. Al fin y al cabo, el aburrimiento nunca es un criterio. Me está pareciendo hasta divertido imaginarme dentro de esta campana... Siempre es más sano cantar a capela, ¿cantamos?


lunes, 17 de enero de 2011

Vale-si-claro: Sin pena ni gloria

              ¿Te imaginas tener una máquina que te dijese cuál es la palabra que más utilizas? Pues hoy no voy a hablarte de si tal cacharro existe o no. Voy a hablar de la palabra más utilizada por determinados "tipos de personas": VALE.

VALE: Muletilla de afirmación facilona utilizada cuando se carece de argumento o de valor para exponerlo. Sinónimos: "si", "claro", "movimiento de la cabeza en sentidos ascendentes-descendentes paulatino de afirmación". Utilizada repetida, en la mayoría de las ocasiones: "vale, vale", "si, si", "claro, claro", "no dejar la cabeza quieta, hasta casi marearte (tal es el esfuerzo que seguramente huyas disimuladamente objetando tarea pendiente o sueño)".

Cuando "vale" es utilizado con este significado vacío de riesgo de cualquier tipo, suele ir acompañado de un tono rítmico, invariable e inalterable a lo largo del tiempo de vida de esta "persona-valevale". Esfuerzo en mostrar entusiasmo por la conversación o miedo al rechazo pueden ser notas de esta melodía de tono neutro, repetitivo y poco aportador. Algo así como el bote de una pelota de goma, de las que comprabamos en los 90's por veinte duros.

¿Cuál podría ser el problema de la sobreutilización de "vale" en detrimento de un argumento personal? A parte de la pérdida de riqueza de las diferentes opiniones que podrían aportar al mundo, egoístamente para ellos puede ser causa de incomodidades varias. Por ejemplo, en el caso de que esta palabra, "vale, vale", "si, si", "claro, claro" (apoyados con sus respectivos movimientos de cabeza mareables) o cualquiera de sus variables, sea lanzada o dicha constantemente a personas enemistadas entre sí, o, simplemente, de ideas diferentes. ¿Qué ocurriría? Que como la policía no es tonta, frecuentemente sus oyentes, si ven más allá de su nariz y asumen que no siempre llevarán la razón (pese a que la "persona-valevale" se la de siempre), acabarán por cazar la incoherencia inherente al "valevale", "sisi, claaaaaro". Y desde mi más humilde e inofensiva intención, compadezco a aquellas personas que intuyan que, en caso de encontrarse con una máquina de las que al principio mencionaba, el resultado sería "vale".

Un saludo para esas (lamentablemente) incambiables personas que, como todos, algún día nos dejarán. Probablemente sin muchas penas, pero seguramente SIN MUCHA GLORIA.

P.D. Otro para aquellos que creen ser felices y se reafirman ante la "persona-valevale".

domingo, 21 de noviembre de 2010

Hola, ¿qué tal?

¿Alguien se ha parado a plantearse qué hay más allá de "Hola, ¿qué tal?"? Y voy más allá de: "soy el chico de las poesías".



¿Pero qué clase de pregunta es esta? ¿Cuál es la respuesta acertada, "bien"? De acuerdo, pero si ya conocemos la respuesta, ¿por qué tenemos que preguntarlo? Podría ser una simple cortesía, pero será que no hay cortesías en el mundo, como para utilizar una pregunta que tiene la respuesta inherente.

Y no sé tú, pero yo me siento ridícula cuando respondo. Y más si no estoy bien, sino que estoy jodida por cualquier cosa. Pero claro, ¿eso qué le importa a quién me lo pregunta? Y entonces ¿Por qué me pregunta? Volvemos a chocarnos con nuestro amigo: el absurdo ser humano. Por si no es sufieciente, me encuentro con algo aún peor: mi repelente interés en buscarle la "lógica" a todo. Así que yo me tomo la pregunta de "¿Qué tal?" por su significado tal cual, y respondo a lo que se me pregunta. Termino dándome cuenta de que estoy dando más explicaciones de las requeridas por esta cortesía y no me queda otra que consolarme pensando: "Pues que no me hubiera preguntado. Verás que ya no me pregunta más".

Así que, como me conozco, te aviso. Si no te interesa realmente, no me saludes con un "¿Qué tal?".

;)